LAS RUINAS DE UN IMPERIO (Oblomok imperii, 1929). Fridrikh Ermler.
LAS RUINAS DE UN IMPERIO (Oblomok imperii, 1929). Fridrikh Ermler. Me resulta triste que haya películas de la factura de esta soviética y que no se las recuerde apenas o pasen desapercibidas. Pertenece a ese cine mudo de montaje frenético de imágenes con su dialéctica propia enmarcado en ese formalismo del cine soviético tan reconocible. Resuenan con más fuerza películas de sus coetáneos Eisenstein, Pudovkin, Dovzhenko o Vértov, entre otros, que han pasado a la historiografía del cine como los grandes pilares de esas primeras décadas. Sin embargo, Fridrikh Ermler exhibe un dominio de la técnica cinematográfica y una experimentación en la imagen –sobre todo en su primer acto– extraordinarias en los últimos coletazos de la etapa silente. Producida por Sovkino –Comité Estatal para la Cinematografía que sustituyó al Goskino en 1924–, éste fue una organización creada por Stalin que controlaría todo el proceso creativo cinematográfico para centralizar la producción y marcar un acento ideológ