L’ENFANT DE PARIS (1913). Léonce Perret. Embrión del Polar.
L’ENFANT DE PARIS (1913). Léonce Perret. Embrión del Polar. Los preludios del cine se dirigieron a filmar la realidad de la calle, todo tipo de exteriores, la gente en sociedad, para evolucionar poniendo el foco en la conducta humana, con temáticas más complejas conforme iba creciendo y consolidándose como catalizador del entretenimiento. Así, pronto llegaría el interés por crear ficciones sencillas que atrajeran a las incipientes salas a un público ávido de historias sobre las pulsiones humanas, sus bajezas, el orden y castigo, lo oculto que derivara en el mal, fruto de la capacidad evocativa del cinematógrafo. Zecca, Guy, Méliès, Chomón, comenzaron con cortos que trataban la delincuencia. Les seguirían Capellani, Perret (director que nos ocupa), Gance, Epstein, Dulac (enlace a reseña) , Jasset, Duvivier (enlace a reseña) o el conocidísimo Feuillade en esa materia de lo delictivo. Primeros e interesantes esbozos de lo que más tarde constituiría el más auténtico y famoso género galo: