RUTH ROLAND, el dinamismo y elegancia del serial

Ruth Roland poseía un carácter indómito, un temperamento y dinamismo muy acusados que traían de cabeza a los directores, pues su exceso de energía y su interpretación dejándose llevar por su instinto le causaron alguna experiencia negativa de la que sabía salir airosa.

RUTH ROLAND, el dinamismo y elegancia del serial


Siguiendo con mi ruta por heroínas del cine mudo de distintas nacionalidades, hago una parada en Ruth Roland, actriz y productora muy afamada en la década de los 20 en EEUU conformando junto a otras reinas del serial aquel corpus episódico que llenaba las salas de cine con historias inacabables donde exhibían sus dotes valientes, su independencia, iniciativa, habilidades y una forma de actuar que reivindicaba el papel femenino en la sociedad (un arquetipo insólito en la época), si bien copiaba a menudo del sexo masculino ademanes o vestimenta. Estas valerosas mujeres estuvieron en el foco de atención muchos años en el período silente, contribuyendo con su actuación, escritura de guiones o, en muchos casos la dirección, a la industria cinematográfica, impulsando su economía, atrayendo al público y a muchas mujeres en masa a la gran pantalla. Sin embargo, como vengo diciendo en esta serie de publicaciones, no se corresponde su influencia y fama en la memoria cinematográfica, haciendo necesario una reescritura de la historiografía y filogenia cinematográficas. Aunque, resulta positivo que cada vez se encuentra más información sobre estas mujeres silenciadas durante décadas y ensombrecidas por una tendencia a invisibilizar en general el cine mudo y a sus mujeres en particular. 

Sin embargo, en esa etapa fue cuando más participación femenina había en la industria tal como se refleja en el artículo de WFPP, que refleja la reseña más completa de la industria, Business Woman, de 1923. Enumeraba veintinueve trabajos diferentes que desempeñaban las mujeres (además de actriz), incluido el de mecanógrafa, taquígrafa, secretaria de las estrellas y secretaria ejecutiva, telefonista, peluquera, costurera, diseñadora de vestuario, sombrerera, lectora, guionista, cortadora, retocadora de películas, empalmadora de películas, trabajadora de laboratorio, escenógrafa, bibliotecaria, artista, escritora de títulos, escritora de publicidad, yesera, directora de casting, música, editora, jefa de departamento, directora y productora.

Laboratorio de la Essanay, Chicago. Véase la cantidad de mujeres en la plantilla. (Extraído de la página de WFPP

Ruth Roland (1892-1937) comenzaría trabajando en San Francisco en un trabajo que no la llenaba en absoluto por su carácter rebelde e independiente, así que les dijo a sus padres que se iba a Nueva York en busca de una nueva oportunidad como taquígrafa de una gran entidad bancaria. Tal como se puede leer en el magnífico documento que aporta la Filmoteca de Catalunya: Cuaderno "Tras la pantalla: 1921. Galería de artistas cinematográficos dedicado a Ruth Roland, la pasión por el cine le vendría de la siguiente forma: "Lo cierto es que la taquígrafa se apasionó por el cinematógrafo. Todas las tardes, a la salida del despacho, se metía en un cine hasta la hora de cenar. Volvía a la casa de huéspedes y de nuevo el cine la atraía con una atracción más poderosa que su voluntad. Llegó a conocer de memoria los gestos más insignificantes de cada actor y de cada actriz del arte mudo. Hasta la labor de los comparsas no pasaba desapercibida para su afán de observación. Y, sucedió lo que hoy sucede a tantas jovencitas que suspiran por ser artistas cinematográficas. Ruth Roland ya no tuvo más que un pensamiento perenne, que acabó por ser para ella una obsesión: sería artista de cine. Triunfaría en la pantalla, alejándose de la vida monótona, como una llanura, que ahora llevaba. Y se gastó su sueldo en comprar revistas y libros que hablasen del modo de formarse un artista, que explicasen con todo género de detalles la vida íntima de los actores cinematográficos y las interioridades de aquel tinglado de la farsa muda, que para ella era un misterio inquietante".


Trabajaría en teatro por su inquietud en la interpretación, pero su gran oportunidad vendría cuando solicitó entrar en la Biograph con papeles menores, los cuales sirvieron para que el director de la importante Kalem se fijara en ella ofreciéndole un contrato. Su gran capacidad de trabajo, su valentía y temeridad le hicieron pasar por distintas pruebas que le valdrían ser la continuadora de la pionera del serial, Gene Gauntier, llamándola a partir de entonces la nueva chica Kalem (tarbajó en The Girl Detective, 1915), poco antes de la gran Helen Holmes (que fue la reina del serial con la Kalem también con The Hazards of Helen, el serial más largo de la época ). Después, al ser contactada por Balboa Films con la que rodaría el serial The Red Circle, ésta la pondría en contacto con el brazo americano de la potente distribuidora Pathé con la que se había asociado, pues la popularidad alcanzada por la actriz hizo que apostaran por ella en esa competitividad que existía entre las productoras por conseguir "robarse" intérpretes y llevarse el gato al agua. Fundaría su propia productora, la Ruth Roland Serials, con la que firmaría un contrato con Charles Pathé. Ya había obtenido la distribuidora francesa un gran éxito internacional con la hiperfamosa The Perils of Pauline (1914), protagonizada por la intrépida Pearl White y deseaban continuar la rachaCon esta gran empresa rodaría varias películas y seriales entre las que destaco The Adventures of Ruth (1919), The Tiger's Trail, (que le costó un zarpazo de un tigre, pues ella no quería dobles), los seriales Ruth of the Rockies (1920), The Timber Queen (1922) o  The Haunted Valley (1923).


Charles Pathé y Ruth Roland firmando un contrato.

Ruth Roland poseía un carácter indómito, un temperamento y dinamismo muy acusados que traían de cabeza a los directores, pues su exceso de energía y su interpretación dejándose llevar por su instinto le causaron alguna experiencia negativa de la que sabía salir airosa. Además sus actuaciones gustaban mucho al público y la dirección la dejaba interpretar a su aire con sus ocurrencias sobre todo en escenas al aire libre. En el Cuaderno "Tras la pantalla: Galería de artistas cinematográficos" (Filmoteca de Catalunya) dedicado a ella y citado anteriormente escribían:

"Sobre todo, cuando Ruth se halla en su elemento, cuando siente de verdad el papel que se le confía, es en las escenas de exteriores, encontrarse ella al aire libre cabalgando sobre un brioso corcel o descolgándose por una cuerda al fondo de un barranco. Diríase que el peligro la enardece, la llena de una bárbara alegría y centuplica su valor, como si quisiese bañarse en aquella atmósfera de miedo que rodea a todos los circunstantes cuando ella desempeña a conciencia el rol de una película. Se olvida entonces de la máquina, del director, de sus compañeros, del lugar donde se halla, y sólo piensa en complacer a ese pequeño salvaje que lleva dentro y que le obliga a lanzarse a las locas aventuras. Muchas veces, cabalgando sobre un nervioso caballo de las praderas del Oeste, se olvida tanto de todo lo que le rodea, que con frecuencia se sale del radio de acción del objetivo y sus directores tienen que correr detrás de ella para avisarle que está desempeñando un trabajo primoroso; y no gustando el placer de galopar, como una moderna amazona a través de los bosques umbríos". Micromegas.




Ruth Roland poseía un carácter indómito, un temperamento y dinamismo muy acusados que traían de cabeza a los directores, pues su exceso de energía y su interpretación dejándose llevar por su instinto le causaron alguna experiencia negativa de la que sabía salir airosa.

En una entrevista realizada en un periódico de su tiempo de EEUU reflejaban un impulso feminista y a favor de la actividad, tal como leemos en su respuesta: 

"Su sistema nervioso debe tener exceso de electricidad. Para mal de mis pecados —dice el colega— fui a entrevistar en uno de esos días suyos en que ella estaba en plena actividad, y... claro, sólo ella fue la que habló, pero con un desorden tan pintoresco, que cuando quise reconstituir la entrevista no fui capaz de saber por dónde empezar. Sólo me acordaba de tres discursos. El primero sobre feminismo. Yo soy feminista —dice ella— No hay derecho a que las hombres hagan todo y lo gobiernen todo. Yo tengo tanto derecho a votar como el hijo de mi vecino. Pero, tome nota, soy contraria a las feministas feas, viejas, solteronas y antipáticas... El feminismo debe ser para las mujeres bonitas. Por ejemplo, en el Parlamento, que yo creo no servir para nada, ellas habían de poner una nata decorativa... Ahora que, pensando bien, las gentes no ven la necesidad que las mujeres tienen de votar. Yo soy feminista, es cierto, pero usted comprenderá muy bien que no me da gran cuidado que las cosas continúen como están... 
Después disertó sobre ejercicio físico, y dijo: —El mejor Gobierno será aquel que imponga el servicio obligatorio de los ejercicios físicos—. El valor de una nación se aquilata por la salud de sus hijos. Yo, la primera cosa que hago al levantarme por las mañanas, es pasar a mi sala de gimnasio, donde hago toda, clase de ejercicios, y a esto debo, seguramente, la inmejorable salud de que disfruto. Sólo que, señor periodista, usted y yo conocemos gente con más salud que la mía y que no han oído siquiera hablar de gimnasia".



Serial de 1918 perdido.





Ruth Roland trabajaría en más de doscientas películas, también lo haría en el cine sonoro, pero llegar con cuarenta años a esa etapa no le resultó bien, a pesar de que su voz era adecuada. Se retiraría al teatro, a dirigir una escuela de interpretación y moriría pronto en 1937 por una enfermedad. Como datos esperanzadores, resaltar que obtuvo su merecido reconocimiento en 1960 cuando la familia recibió una estrella en el paseo de la fama de Hollywood Boulevard y que en 1979, se descubrió que estaba enterrada una caja de hormigón que contenía una colección personal de las películas de Roland en el patio trasero de su casa, la cual sería donada a los Archivos de Cine de la UCLA por sus herederos en 1980. Otra mujer destacable como Nell Shipman, Jossette Andriot, Musidora, Astrea y las que he nombrado antes, mujeres de gran relevancia en la industria, polifacéticas, heroínas del cine mudo a las que añadiré algunas más.




Cuaderno número 43 dedicado a Ruth Roland. Editorial Catalana. 1921. De la Filmoteca de Catalunya.

Cuadernos publicados con anterioridad.



THE DETECTIVE GIRL (1915)





EXTRACTOS DE VARIAS PELÍCULAS: (The Tiger's Trail, Ruth of the Rockies, White Eagle, The Timber Queen, 




THE HAUNTED VALLEY (1923)- “The Brink of Eternity”

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